Ave, conduciendo es todo un manojo de nervios.
Él, se sienta en el asiento, se sitúa ante el volante, y lo agarra como si se fuera a salir del salpicadero.
Aparentemente, si no hay situaciones complejas en el asfalto, puedes poner la radio y hablar con él.
Pero... ojo que se cruce un camión, o que aparezca un autocar de mala empresa metiéndole prisa, o un@ ti@ petard@ en mitad de la carretera a charlar por el móvil, que entonces el cabreo sobrepasa límites.
Ya no puedes ni decirle que tienes sed, o que le quieres, que no funciona, y cuidado con decir que tienes necesidades profundas que ya te puedes apretar los riñones.
Yo en parte lo entiendo, porque conducir por la ciudad no es fácil, pero si estuviera viviendo en Madrid y le pillara un atasco en la Castellana yendo a currar igual se cargaba a medio Madrid.
La verdad es que se desahoga, pero con esa actitud no consigue nada más que un ataque de tos, y ponerme nerviosa a mí que soy la que lo aguanta en estas situaciones.
Conducir por una gran avenida con un vehículo delante que circula a 40 kilómetros por hora pone histérico a cualquiera, pasar por un punto con alta densidad de tráfico y que no haya un policía para regular es también muy chungo, pero que vamos a hacer, parece que en este país, los que vamos con coche no tenemos prisa.
Por cosas como estas no me saco yo el carnet.
P.D. de Ave: En mi defensa alegaré 2 cosas, la primera que el gobierno, nos ha repartido a todos los conductores 12 puntos, y a los nóveles 8 puntos. (aún me quedan varias décadas para seguir conduciendo, y mantener los 12 puntos).
En segundo lugar, alegaré que la irracionalidad se antepone a la sensatez.
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