Una descubre de vez en cuando que el amor no es para siempre, y que si duele las heridas que produce no se curan con nada.
Cuando la llama del amor se apaga, hay que juntarse con los buenos amigos, ponerse una película de risa, irse de compras hasta que la visa te diga que no tienes saldo ni para una bolsa de pipas, escribir un relato o leerse ese libro que teníamos escondido en un cajón bajo la cama.
Cualquier cosa vale con tal de olvidar. Bueno todo, todo... no.
Aunque reconozco que las mujeres para eso del desamor somos un poco masocas y nos ponemos esa canción que oímos con nuestro chico, abrazamos hasta reventar ese peluche gigante que nos regaló un San Valentín y lo llamamos 10 o 12 veces al día y eso último, es el error.
El amor a veces necesita tiempo para respirar y necesita renovarse, estar un tiempo sin la persona a la que quieres te hace pensar mucho y en esos momentos te das cuenta de si lo vuestro es amor o simplemente compañía.
Un hombre no se merece las lágrimas de una mujer a la que deja tirada, no se merece que nos quedemos encerradas en casa. Tenemos que seguir como si la vida no acabara mañana.
Espero no tener que estrujar mis muñecos algún día porque eso será señal de que Ave y yo, ya no nos queremos.
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