Dentro del curso materno pre-emanciapción, que llevo realizando varios años, hay una parte que es la de aprender a cocinar algo más que unos macarrones con tomate.
No es que mis progresos sean abundantes, pero mientras consiga no quemarme o no pasarme con la sal, vamos bien.
Estoy en ese punto en el que la mayonesa de la ensaladilla no se me corta, y las croquetas dejan de salirme líquidas.
También he pasado ya por el punto de hacer flanes y bizcochos, por el de las carnes a la plancha y por prepararte unas legumbres con chorizo, unas migas, unas empanadillas, o unos huevos fritos.
Claro está que no tengo la misma soltura que mi santa madre, ni soy una experta, así que nada de grandes lujos.
Me falta mucho por aprender, pero eso con los años, unos libros de cocina de Arguiñano y en cuanto aprenda a darle la vuelta a la tortilla de patatas y deje de tenerle miedo a la olla express, se arregla fácil.
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