jueves, 24 de abril de 2008

Jesús


Había que decirte adiós de una manera, adiós no, perdón, más bien hasta luego, porque tus 20 timbales saben que no te vas a marchar.
Tú creaste hace años la sección de timbales de la Cofradía del Prendimiento de Zaragoza, con ilusión, ganas, esfuerzo, innovando con cada contramarcha, con cada golpe.

Yo no soy uno de tus timbales, soy parte del timbal número tres, uno de los pocos hombres que forman tú sección.
Oyendo sus sonidos me enamoré, he perseguido a los 1200 cofrades escolapios por las calles, he esperado y desesperado, y claro está, también he llorado.

Este año decidiste cambiar el timbal por un tambor, que dices que es de los mejores, pero será tal vez por lo bien que lo sabrás tocar.

Tú les has enseñado a ser lo que son, les has marcado, dirigido e inculcado una ilusión, ilusión que me habeis sabido transmitir.

El martes rodeados de champán y de buenos yantares nos llenaste la mente de recuerdos, y como yo te dije, ya nunca nada volverá a ser lo mismo.

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