Estoy bajo mínimos.
Hoy se me ha llevado una buena enfermera 4 tubos de sangre y cuarto y mitad de botecico de orina con la intención de ver si tengo algo dentro del cuerpo que haya que eliminar.
La enfermera ya nada más dejarle mi brazo a sus expensas me ha dicho que en el izquierdo no me veía las venas. Vamos, las venas de la sangre buena, porque no de todas nos pueden sacar sangre.
Le dejo el derecho, y tampoco me encuentra nada de donde sacar.
¡Haber si no me queda sangre! le he dicho la buena mujer. Pensando yo que con lo dulce que soy sólo me quedaba horchata.
Pero no, que algo de sangre aun había, y en el segundo que le ha costado coger la palomilla, ha perdido la vena y vuelta a buscar.
Al menos esta vez, con un pinchazo, y pocas apreturas de puño, he llenado los 4 tubos, debe ser que esta era experta.
Otras veces después de esto el desayuno era un bocata bien armado con su jamón y su queso y alguna galleta si las había. Hoy un plátano y vas que te matas.
Como en 20 días me saquen azúcar, colesterol o ácido úrico la habremos liado y entonces la cosa no será estar tres días a dieta como llevo, sino para siempre jamás, adiós el chorizo, las papas bravas y el pan. Menos mal que como me mandarán hacer ejercicio siempre nos quedará la dieta del cucurucho que a estas alturas todo sabe en que consiste.
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