Estamos en crisis.
Y nos ha costado darnos cuenta, pero en eso estamos, en asimilar lo que se nos viene encima.
A mí cada vez que oigo la dichosa palabra se me pone un dolor de estómago, debe ser de los mismos nervios que me produce pensar que no podemos pagar un piso y que es muy difícil encontrar trabajo. A mí me lo van a decir.
La crisis económica lleva a otros tipos de crisis, nerviosas y de ansiedad, por no saber que hacer ni como actuar ni tampoco saber qué y cuando va a pasar lo que sea.
En mi caso oir hablar de falta de dinero, de fusiones de bancos, de "corralito", de paro, de los sueldos bajos, de la subida de tipos de interés, me produce una sensación de rabia y de tristeza y me lleva a preguntarme si alguna vez saldremos de esta y a apagar la tele.
Los jóvenes lo tenemos difícil por muchas cosas, y aunque nos ayuden quizás, Dios no lo quiera, llegue un momento que ni la ayuda nos puedan dar y se acabaron las cañas en los bares, los planes de futuro, las casas propias, los hijos...
Mi época es la de los cambios, de las crisis, de las subidas, de las novedades y a veces la cambiaría. Pero yo no puedo cambiarla, ni arreglar nada, ni volver atrás en el tiempo, por muchas ganas que tenga.
2 comentarios:
Tienes razón,
La inmensa mayoría de los países del mundo, no tienen crisis.
Los pobres no tienen ni crisis.
Y recuerda que la felicidad no depende del dinero. Hay muchas personas en esos países pobres, que son felices incluso sin tener casi nada.
La felicidad depende de la manera de ver la vida.
Lo que se nos viene encima, es mucho peor que todo eso...
Es una crisis energética mundial...
Necesitamos nuevos recursos, para el hambre de progreso de nuestra civilización...
Todo parte de dentro hacia afuera, y mientras no entendamos este concepto, estamos condenados a vagar por esta vida sin rumbo ni destino...
Tan sólo consumiendo, y alimentando nuestro ego de cosas irreales y verdaderamente inútiles...
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