El barrio donde habito no es ninguna pradera, ni es el paraiso.
Es como un pueblo dentro de la gran ciudad.
Y digo que es un pueblo porque todo el mundo se conoce y de vez en cuando canta el gallo y algunas noches huele a brasas de chorizos fritos.
Es un barrio donde a veces salen los "papas" de las parcelas de al lado salen dos veces por semana con el órgano a tocar "paquito el chocolatero" y otros pasodobles y donde hay puestos de cerezas, ajos y ropa interior por las calles.
Pero hoy después de ocho años andando por estas calles he visto algo que yo creí que ya no existía.
Sacar a la cabra, es decir, plantarse en la puerta de un comercio el "papa" viejo, y a su lado tener a una cabra subida en una escalera haciendo monerías.
Es un barrio pueblo, o un pueblo barrio, donde en el séptimo piso de cualquier edificio podemos ver El Pilar y un castillo de fuegos artificiales.
1 comentario:
Lo que dices de ver como los gitanos montan junto al super, su tenderete de ropa, yo también lo he visto en el Picarral, como ese olor a brasas, lo he notado alguna tarde/noche de verano.
Y a veces cuando paso por el barrio Oliver, sigo viendo algún puesto ambulante en la calle, junto a un mercado, o a un supermercado. Hay cosas que no cambian ni con el paso de los años.
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