viernes, 12 de septiembre de 2008

Esa lacra cancerígena

Cáncer. Maldita palabra. Maldito seas.
Matas a todo aquel que se pone a tiro delante de tus afiladas garras.

No preguntas ni la edad ni las ganas de vivir o de luchar que tenga el enfermo.
No sé de que depende que unos se curen y otros no. De los millones desde luego, no puede depender.

Será la suerte o la fuerza. No sé. Tú me lo tienes que decir.

Te has llevado por delante a familiares, amigos y conocidos sin que a lo mejor supieran cuando los llegamos a querer o a echar de menos. Cuanto extrañamos su amor, su amistad, o su profesionalidad.

Nadie está a salvo de tu dolor, a veces lento y otras demasiado rápido, muchas veces con el triste final de dejar atrás todo cuanto quieres.

Un abrazo a Isabel, José Luis a mis abuelos y a todos los que alguna vez conocí y también nos dejaron por tu culpa.

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