jueves, 6 de noviembre de 2008

Echar de menos

¿Cuanto se puede echar de menos a alguien?
No a un alguien cualquiera. Sino a una persona a la que quieras, a un padre, a una madre, a un familiar en general, como no a la persona a la que quieres, y de paso al perro.

A veces tengo días en los que no quiero ver a nadie, pero la mayoría de los días de un mes echas de menos a todos los que te rodean.

Acabo de descubrir una manera de que los ratos vacios de gente a la que queremos pueden sustituirse por instantes que jamás pensaste hacer importantes. ¿Quien puede pensar que un miércoles a las 12 de la noche puede haber dos enamorados cenando?
Aunque las despedidas de esos días en que no sabes cuando volverán son en exceso emotivas.

En realidad cualquier día es bueno para estar juntos si no puede ser un domingo.

Para mí extrañar a alguien me lleva a los límites de no dormir en una noche y de pensar en donde puede estar, me lleva a escribirle, a llamar por interesarme por ell@s. A llorar...

Dicen que eso es amor, porque querer, se quiere a todo el que nos rodea y forma parte de nuestras vidas. Pero... ¿De veras el querer tiene que hacer tanto daño?

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