viernes, 27 de abril de 2012

Yo sufro, tu sufres, ell@s sufren.

Cuando te tratan de cancer, te enfrentas a una enfermedad grave, y que su curación pasa por una larga baja. Pero no solo sufre la enfermedad el paciente, sino todas las personas que te quieren y te rodean, especialmente la que vive contigo.

Esta semana me ha tocado la segunda tanda de "quimio". Primero te hacen análisis de sangre, y como por todos es sabido se debe de ir en ayunas, hasta que te extraen la sangre. El problema vino, porque el martes estábamos el doble de pacientes, para extraernos sangre, porque el lunes fue fiesta, San Jorge, y claro es muy fácil perder los nervios, ver como avanzan los minutos del reloj, todavía estamos esperando y que pronto tienes consulta con el especialista, y sigues allí esperando en ayunas.
Los propios pacientes que llevan más rato esperando comienzan a perder los nervios, y no dudan en echarte en cara que los papeles no los has puesto al final, que todos llevamos un orden y hay que respetarlo. Hablando se entiende la gente, explicamos que habíamos movido los papeles, pero los habíamos puesto al final, y esperármos a que nos llamaran. E igual que nos señalaron con el dedo, después nos pidieron disculpas.

Todos debemos entender, que el personal sanitario es el mismo, seamos 15 personas, seamos 45 personas, por poner un número, para extraernos sangre, tras un día de fiesta.
Al ser la segunda vez que me ponían sesión de "quimio", tras la visita con el especialista, pedir cita para la próxima revisión, fui a la sala donde nos ponen la quimio para pedir hora, a las 14:30, vuelves comido.

Vete a casa, mientras uno prepara la comida, otro prepara la mesa, y lo que te llevarás por la tarde, para hacer un poco más amena la "larga tarde". Llegamos a la hora citada, la enfermera la misma que me había dado anteriormente la hora, estaba bastante estresada, pero no creo que la disculpara de despachar a mi acompañante, que le tenía que pedir una medicación para mi, pero como llegaba el cambio de turno, ya le dije vete y vuelve a las 15:30, que esta enfermera ya no estará.
Yo ya con el gotero puesto, oía como le explicaba que habían estado desbordados por la mañana, que no habían podido localizar a algunos pacientes para cambiarles el día. Así que a todos los pacientes les fueron administrando sus goteros, o en otra sala, o en una habitación, unos minutos más tarde.

Conforme avanzaba la tarde, los pacientes que terminaban con su sesión se iban, quedánse vacía esa misma sala, que solo 3 horas antes estaba más llena que un camarote en una película de los hermanos Marx.
De hecho a la enfermera de la tarde, no le importó que a última hora, hubiera algún acompañante en la sala.
Yo como paciente no tengo ninguna queja del trato profesional que se me está dando por parte de los diferentes enfermeros y médicos que me estan tratado, pero como en todos los trabajos, hay algun@s que con sus contestaciones y forma de tratar al paciente, dejan un mal sabor de boca, ante todo al que nos acompaña, que son la mayoría y los que más sufren la enfermedad de la persona querida.

1 comentario:

Medranica dijo...

Por nuestra propia salud todos tenemos que tener mucha paciencia, y esto algunos no lo deben de entender aunque sea su trabajo.