lunes, 18 de agosto de 2008

De vacaciones



He vuelto de vacaciones.
De la playa, de la playa más aragonesa de la costa catalana.
Pero no me ha dado mucho sol.
Que si un día sale nublado, que si otro hace viento pues no pisamos la arena más que dos ratos.

Ave, que no me hace mucho caso con las señales de la carretera fue a su aire por la 420 y llegamos... cuando llegamos.

La semana tenía puente y el jueves se llenó todo de guiris alemanes colorados como tomates maduros que van por la calle con bañador "paquetero" y panza de obispo.

El día que se nos ocurrió bajar la sombrilla a la playa, el cierzo se nos llevó las chanclas, la sombrilla, y nos rompió la esterilla nueva, así que nos fuimos con viento fresco a comer como señores de restaurante.

Dormir... bueno entre la humedad y los vecinos "corremuebles" pues no dormíamos más de 6 horas cada noche. Pero al menos hemos cambiado de aires.

Por lo demás, café con merengue, necrópolis, siestas de vértigo, crema catalana, desayunos con donuts y chorizo y partidas de intelec con una caña con limón mirando al mar.
Ayer tocó volver otra vez a la urbe con calor, sin guiris pero sin la compañía en la cama de al lado de Ave, que te friega los platos y te hace despertar con una sonrisa.

En septiembre más, ya queda menos.

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