viernes, 4 de enero de 2008

¡¡Al fin solos!!

La soledad es un invento necesario, pues, aunque estar en compañía es un lujo, la soledad se convierte en según que momentos en un deseo, imparable.

Quedarse solo en un hogar es algo que todo hijo desea alguna vez en su vida, y si ese momento cae en fin de semana pues mejor que mejor.

No tenemos edad de montar juergas de alcohol y música máquina hasta las 4 de la mañana y yo creo que por eso se fían de nosotros.
Nosotros somos hijos limpios y cuidadosos, y si acaso hacemos alguna cosa indebida no se entera nadie, porque ya procuramos no dejar pistas y tirar hasta los envases de las pizzas.

Pero eso sí, nos damos el lujo de no comer verdura y atiborrarnos de patatas fritas del Sabeco, de judias blancas de lata y de macarrones carbonara.

Algún capricho nos teníamos que dar, ya que somos libres.

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