domingo, 20 de enero de 2008

Los tiempos que corren

Yo tal como soy no valgo para nada.
Y lo digo alto y claro. Con resquemor y un cierto cabreo.
Quede claro antes de empezar, que nunca he tenido, ni tengo nada en contra de otras razas, maneras de pensar, sexo o edades.

Y por eso de que todos tenemos que ser iguales y tener las mismas oportunidades, creo que a mí personalmente, y como yo a tantos conciudadanos no se nos dan las mismas oportunidades que a otros.

Parece que para que en este país tengas derecho a un curso de empleado de hotel, tienes que ser inmigrante, parado, pobre y mujer mayor de 40 años.

Y lo mismo es, para tener una casa protegida del Ayuntamiento.
Hay que ganar poco dinero (por eso no hay problema, porque con 800 euros no hacemos carrera), y ser extranjero, con papeles, pero extranjero.

Son algunos ejemplos de los "beneficios" que tienen otros. En este país cualquiera que tenga un problema, que el gobierno estime importante, tiene ayudas.
Porque se piensa que un español con 26 años tiene todo hecho, y a veces por desgracia no es así.

Los inmigrantes, los discapacitados, las mujeres mayores de 40 años, los trabajadores que quieran promocionar en su empresa y aquellos que no tienen estudios, lo tienen más fácil que yo.

Y que quede claro que yo, no tengo casa, ni trabajo, ni dinero, Y tengo ganas de comerme el mundo, de ser útil.

Les dejo un caso real para que se planteen ustedes:
¿A quien contratarían para estar en la recepción de un hotel, a una mujer de 50 años que no habla idiomas, que está casada, y con hijos, y con la vida resuelta, o a una joven de veintitantos, que habla inglés y francés, que mide 1,80 y que necesita un trabajo para vivir?

Es un tema real y para reflexionar. ¿no creen?

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