domingo, 11 de octubre de 2009

Tarde de fiestas

Ayer, el plena vorágine de fiestas, decidimos en vez de ir a la juerga, irnos a nuestra casa, más que nada porque estamos de ocupas en casa de "mama".

Y buscando en casa nos enconramos en el fondo de una caja de la mudanza, todas las cartas de amorque nos escribíamos Avelino y yo, cuando nos gustaba escribir.
Ahora las cosas ya solo nos las decimos.

No sabía yo, que tenía tanta maña para los manuales, ni menos aún que guardaba todas esas palabras que mi pluma le escribía.

Así pasamos la tarde de comienzo de fietas, hablando de amor.

Que ya no nos escribamos, no quiere decir que nos queramos menos, quiere decir que nos queremos diferente, que al convivir, se pierde parte de la magia inicial, que todo es más monótono, pero nada más.

Luego para terminar con tanto romanticismo, vimos el pregón de Labordeta y los fuegos desde mi terraza.

Y nos fuimos a cenar al chino del barrio como cada comienzo de fiestas, y a cuidar del perro que monta más juerga que nosotros.

No somos mucho de salir por ahí a emborracharnos, creemos que el amor ya embirracha bastante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Holaaa!

No encuentro mejor manera de empezar las fiestas que hablando de amor. Me ha encantado. :)

Un besazo,

N.