lunes, 11 de julio de 2011

Zumo va, zumo viene.


Hace unos días, me sacaron una muela, y tras una semana de miedo atroz por lo desconocido que suponía sacarme una muela, luego resultó que no me enteré de nada.

Pasé unas horas después bajo los efectos de la anestesia local, pero cuando se me despertó la zona empezó mi pesadilla.

No es que tuviera dolores fuertes, alguna molestia sí, claro, lo normal de estos casos pero nada mas. Lo malo vino cuando me di cuenta de que no podía comer nada de nada.

Es que ni aunque fuera blando. Así que llevo casi una semana alimentándome de zumos y sopas, que teniendo en cuenta el calor... pues como que la sopa no apetece mucho.

El primer día me hice un cous cous pensando que como eso no necesita ser masticado me lo podría comer. Pues no señor, en la primera ganchada tenía por mi boca docenas de granitos de sémola por mi boca y resultaba imposible mandar a todos ellos por el lado sano, así que nada, cambie la sémola por un zumito tropical.

Ni que decir tiene que el zumito que calmó el hambre unos 10 minutos, luego en la siesta el estómago empezó a emitir sonidos en plan de querer más comida. Pues se siente majo es lo que hay.

Hoy hace ya 5 días y empiezo a comer tortillas francesas con quesito y cosas por el estilo y me siento entonces como cuando a los supervivientes de la tele les llevan un plato de arroz con tomate, que hace tiempo que no prueban.

Ahora eso sí, en cuanto cicatrice el agujero, que más o menos es dentro de 15 días tengo pensado que me voy a comer unos huevos fritos con chistorra (por el día de San Fermín), dos bolsas de patatas fritas, un kilo de costillas de ternasco y un pedazo de chorizo, que ya tengo ganas de comer algo como Dios manda.


1 comentario:

Ajovin dijo...

Nada como soñar con lo que va a venir. Es decir, un buen huevo frito con puntillas y chistorra.