domingo, 23 de marzo de 2008

Las apariencias

Me duele aparentar algo que no soy y que no me gustaría ser. Ante los conocidos de segunda fila, te gustaría ser la mejor mujer del mundo, una trabajadora incansable, tener aquellas cosas que no tengo.

Es complejo, que sin tener una, nada en lo que destacar, o nada que destaque por encima de los demás, la gente se crea que soy algo que no soy, que tengo sueños en la cabeza de los que no se despertar.

Hay que ir por la vida midiendo cada palabra que decimos para que nadie entienda lo que no es, callando por no decir tres palabras que no son, pero eso sí, siempre defendiendo que llevas tu vida lo mejor que puedes, sabes o te dejan.

Yo soy como soy y no me avergüenzo de nada. Bueno sí, de una cosa, pero como no depende solo de mí, y me hago mayor para contarla, me la quedo para mí, que dentro de mi cabeza es donde mejor está, aunque a veces contarla a quien te muestra confianza, te quita un peso de encima.

Aparentar lo que no se es, genera envidias, distancias y unos pensamientos erróneos, que nunca deberían existir.

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