martes, 18 de marzo de 2008

Una manera de pasar la mañana en Hacienda

Ni mesa, ni silla de pala, ni nada por el estilo.
Estoy sentada en una butaca, como en el cine pero sin palomitas.
La moqueta está llena de bolsos y botellas de agua.

Llevo 300 folios encima de las piernas que están ya cansadas y no me aguantan ni cruzadas, ni apoyadas en el suelo.

Es el tercer día del curso de Hacienda, estamos con las perdidas patrimoniales y nadie entiende casi nada, pero las cosas hay que verlas deprisa para que de tiempo y casi no te dejan ni preguntar.

Cinco horas cada mañana, -menos el rato del café- en cuatro días, para ver toda la Ley Tributaria de Renta.
La Ley te la dan atada con una goma que podemos usar luego para los botes de germinado y vale. Ni una funda ni nada, que eso cuesta perras.

El rotulador "Vileda" no quiere escribir, y menos aun ponerse a hacer cuentas, así que se van rindiendo poco a poco los de los tres colores.

Por si fuera poco, hace calor en la sala, porque 120 personas metidas ahí dentro suben la temperatura ambiental aunque no quieran.

En la calle están haciendo obras y oimos la excavadora, los albañiles y los hierros que caen al suelo. Además hoy, por si fuera poco. tenemos taladro y martillo en el edificio.

En resumen, cuatro días de curso, 20 horas, un examen, 300 personas para 26 puestos anunciados, (serán menos los que cubramos) para un curro temporal en un organismo público.

Como en junio me toque pagar, con mi dinero quiero que compren mesas, bolis nuevos y que arreglen el micrófono que a ratos no funciona.

Porque... eso sí. Hacienda somos todos.

No hay comentarios: