jueves, 16 de junio de 2011

La vida pasa


Hoy hablaba con un adulto, que quiere volver a ser niño, que ha perdido, según me decía, la oportunidad de probar muchas cosas en la vida, que daría marcha atrás en algunas cosas de sus vida, que si pudiera hubiera hecho la mili, y hubiera estudiado y trabajado a la vez para ganarse la vida.

Es alguien, que soñaba con un viaje de estudios que nunca tuvo, porque sus padres le decían que la escuela es para estudiar y no para ir de viajes, que pidió una mountan bike a los Reyes Magos y nunca se la trajeron, que quería ser jugador de baloncesto...

Hablo de una persona que ha descubierto tarde lo que es hacer un viaje de placer con la pareja o los amigos, que nunca se ha saltado las normas, porque siempre ha respetado mucho a los mayores, que eran para él una influencia muy grande.

Un niño que quería ver a sus padres más unidos aunque sabía que no era posible, que no sabe lo que es una mañana de resaca tras una borrachera, y que ahora querría hacer todas las cosas que los adultos jamás le dejaron, porque se ha dado cuenta de que ya es mayor y no tiene edad para hacer locuras, la vida ya le exige pagar recibos, tener hijos y un poco de responsabilidad.

Cada etapa de la vida tiene unas cosas, y cuando una etapa se acaba ya no vuelve, los años pasan, y nunca más los volverás a vivir, y aquellos que un día nos cortaron las alas, nunca se darán cuenta del pedazo de vida que nos han quitado.

2 comentarios:

Ajovin dijo...

Yo conozco a un niño de 55 años que se sigue creyendo capaz de dominar el mundo, que adora jugar a lo que le da la real gana, que se disfraza de adulto para convencer a otros adultos de que es un adulto.

Yo conozco a un niño de 55 años que no creo que deje de ser niño hasta que se muera.
Todos somos algo de todo lo que queremos ser, depende de lo que realmente queremos ser.

Eso si, mi amigo no le dice a nadie que le gusta ser niño, aunque juegue a ser niño disfrazado de adulto. Nada es mejor que mantener los secretos como secretos.

¿Qué secreto quieres ser tú?, pues eso no se lo digas a nadie.
Tiene que ser secreto para que se puede convertir en realidad.

Anónimo dijo...

Me gusta soñar que soy niño y puedo volar. Sé que nunca lo podré hacer, más que en sueños, y por eso juego a soñar.