domingo, 8 de julio de 2012

Yo quiero en mi boda...

El otro día estuvimos de boda.
La primera boda a la que iba en 30 años, jopetas, he tardado mucho. Vamos, yo estuve en una boda cuando tenía dos añitos, pero no me acuerdo de nada porque no me enteré.

¡Qué boda tan bonita! Emociona ver a la novia entrar del brazo de su padre, emociona porque los conoces desde hace años, porque a ella la has visto crecer, y porque cuando me vio, me guiñó un ojo emocionada.

Fue bonita la ceremonia porque los novios subieron al altar a jurarse amor eterno y a ponerse las alianzas, mirando a los 150 invitados, porque los invitados nos besamos unos con otros como símbolo podría decirse que de paz y de amistad entre todos, al menos así lo entendí yo. Porque mi santo estaba a mi lado, y a veces le miraba como imaginándomelo en el altar.

Me emocionó la hermana de la novia que subió a leerle unas palabras en las que hablaba de sus padres, de su infancia, de sus recuerdos... y se nos vienen a todos a la memoria esos padres que han criado a una hija que "entregaban" a otro hombre, (con el que ya vive desde hace un tiempo), nos acordamos de las tardes de los viernes en los que jugábamos a las muñecas, o de los cumpleaños en un terreno...

Pero también quiero destacar al cura que tuvo unas palabras para aquellos que deciden casarse por lo civil, en un "frío salón del Ayuntamiento", cada uno se casa donde y como quiere creo yo.

A la salida de los novios, pétalos de rosa, confeti, y dos tracas sonoras por si no había quedado claro que en la Iglesia de Santiago había una boda.

Fotos con todo el mundo, y por mi parte unas palabras con los novios, pues nosotros no fuimos al convite, y quise desearles antes de irme un matrimonio largo y feliz.

Me imaginé por un momento vestida de blanco, rodeada de mis amigos, de toda la gente a la que quiero, de aquellos que llenan nuestras vidas, pero sis excesos.
Yo si un día me caso, quiero rosas, quiero un vestido que estrenar, un convite a base de tortillas y de croquetas :-), una salida acompañada de una marcha cofrade y un viaje de novios a París.

Ya veremos lo que hacemos y cuando lo hacemos, nosotros eso sí nunca podríamos ser 150 personas. Como máximo y tirando muy alto 50 y eso contando a los vecinos y a los primos lejanos.


Yo quiero que mi hermano me lea algo... no un libro de economía, eso no vale.
En este caso creo que el discurso lo pondrá mi padre, que es el que entiende de estos temas y el que más discursos me ha dado a lo largo de mi vida con la idea de enseñarme a ser mejor. 

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