miércoles, 5 de septiembre de 2007

Gracias a todos

Gracias a ti, que me abriste las puertas de esta vida laboral, que ya no es vida.
Gracias por marcarme con la cruz del terror, y por mirarme con aquellos ojos tan “salidos”.
Gracias al que me enseñó el gusto por dedicar tiempo a los otros, entre grasas y motores.
Al que rodeado de autobuses me retiró su mano, “por sus poderes”.

Gracias al uniforme que me manchaba de jarabes y a los mimos de aquellos abuelos que me querían aunque todo fuera un engaño, y aún me duela el alma por su recuerdo.

Gracias a aquel que no me quiso como mujer, y me desterró al olvido, y también a los que entre pinchos y risas me dieron la última oportunidad de disfrutar.

Gracias a la que se olvidaba de contar y me quiso tener de esclava de sus pies. Y a los que creyeron que me perdería con su carrito por la gran avenida de Madrid.

Gracias a todos los que poco a poco me habeis convertido en lo que soy, una mujer que no se cree capaz de nada.

Cada cual puede entender aquí lo que quiera, pero esta es mi realidad, que hoy no me siento capaz de nada.

Una vez más, gracias a todos.

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