viernes, 7 de septiembre de 2007

La piedra


Esta piedra soriana, ha contemplado cientos de meriendas a base de torreznos y tortilla, y otras tantas subidas y bajadas de la gente que se sube encima para fotografiarse.
Desde esta piedra musgosa y resbaladiza me creía yo de niña que podía ver el mundo, y no veía nada más que pinos.

Tiene por compañera a una zarzamora, que la verdad, da moras gordas, pero tiene unas punzas preciosas de grandes, porque un día me las clavé yo todas al bajar de la piedra.

Cada vez que vuelvo a verla, me recuerda tantas tardes de sol, viendo las vacas pastando, y me parece que era ayer cuando dejé de ir de vacaciones por esas tierras.

Ahora ya la gente no merienda en los pinares, está diferente el paisaje, pero ella se mantiene intacta, única, como recuerdo inerte de un pedazo de mi vida.

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