sábado, 1 de septiembre de 2007

Los hombres y sus cosas

Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, y esta gran mujer viene cargada de paciencia, preparada para todo.

Yo soy de esas que dejaría todo por estar con el hombre de su vida, y así me va.
Soy de esas que se creen lo que les dicen, y eso con un hombre es complicado.

El que yo conozco me llena de pájaros la cabeza, y después de tres años llevo encima un nido de cigüeñas con crias y todo.
Me ha dicho cientos de veces que se quiere ir a no se donde conmigo, y de esas cientos, sólo una se hizo realidad este verano. ¡Al fin! ¡y que breves se pasaron los días!, después de tanto esperar.

Casi todos los hombres son capaces de prometer algo, y luego no saben cuando cumplir lo que dicen y se tragan sus palabras.
Lo bueno de esto es que siempre tienen una excusa perfecta, con la que nos terminamos creyendo que es lógico esperar o dejarlo para una próxima vez.

Eso nos pasa a muchas, pero es cierto que ellos tienen su mundo, y cuando llegamos nosotras les quitamos parte de ese mundo, que les exigimos.

El hombre que yo quiero, al menos, no me dejaría cocinar, ni limpiar, ni hacer nada, si no quisiera, pues él asegura, que es capaz de todo.
Es multifuncional.

Y eso sí, quererme me quiere como nadie. Y yo a él también.

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