miércoles, 2 de marzo de 2011

Paladar exigente.

Tengo un novio que me engaña como quiere con la comida.
Es como un crio pequeño.

Cuando lo conocí, hace ya siete años, me dijo que no le gustaba la comida china, ni la italiana, y ahora no pasa un fin de semana sin ir a cenar a un restaurante chino y el tio come hasta con palillos como un profesional.
Y no digamos ya lo de los italianos, pasta y pizza a tutiplén, de cualquier sabor. No le hace ascos a nada.

También me dijo que no le gustaba la cebolla. Mentira y de las gordas. El otro día en casa de su madre se puso de cebolla guisada con carne hasta arriba, Avelino untaba el pan con la cebolla como no había visto yo nunca.

Así que el otro día le hice un estofado con cebolla y no le hizo asco ninguno.
Yo creo que se está haciendo mayor, aunque ya tiene 35 años uno encima de otro, o que está descubriendo nuevos sabores de la nueva cocina (la que le hago yo), y claro no puede resistirse.
Algo parecido me dijo con las berenjenas, hasta que se las comió en tortilla o en puding. Ya lo tengo yo cazado al señor.

Entiendo que el picante no le guste porque además le sienta mal, o que no le guste el salmón ahumado, son cosas más especiales, pero con la comida internacional..., es una pasada.
Cous cous, crepes, wok, kebap, sushi, tiramisú... en fin todo lo que le pongas en el plato.

Yo creo que no hay nada que no consiga una madre o una novia, incluso un suegro que cocina raro, raro, raro.

1 comentario:

Medranica dijo...

Conforme se hace uno mayor vas entendiendo mas de sabores. Y si encima te lo guisan rico rico rico pues mucho mejor. Hay que comer de todo poco a poco. Otra cosa es el picante, eso ya s peor para el estomago y hay que cuidarse.