Pa´lo que gusten mandar, servidora La Basilia,
que está sirviendo en la plaza, al rigolver de la esquina.
M´icen que soy más cerril,
que no valgo más que como los borricos,
pa d´ir por agua la juente, darle brillo a la tarima…
Y si se me cae un gafete, me lo se coser yo mesma,
y m´entero si hace frío sin que nadie me lo diga.
En comer salgo barata, no como esas anemicas
que pa comer y morrear una renta necesitan.
Yo con poco me contento:
P´almorzar una ristra de chorizos,
un pan de dos kilos y ocho u nueve mandarinas,
y ya sin probar bocao, me paso hasta el mediodía.
Lo que mejor hago es la cena, pues la noche es mucho larga
y no quisiera estar sin pegar un ojo y ensoñar con las animas.
Otra güena condición tengo, que soy mucho limpia,
me lavo una vez al año, con jabón y con lejía,
y de tanto mal que me hago, se me saltan las larimas.
Y digo: ¡Quia¡ ya en toa mi vida he de volver a lavame.
Pero quiá sempre la mesma, apenas se me nota un poco la porquería
ya no paro ni sosiego, sin quitármela de encima,
aunque p´al cabo del año, falten tres u cuatro días.
Fragmento de un poema aragonés, que me sirve de homenaje a la mujer que me la enseñó, porque hoy cumple 85 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario