martes, 28 de agosto de 2007

La valla gris

La valla gris en gruesa, y tiene varios candados colgados de sus barrotes.
Cada noche a las 10, cierra un pasillo, de un centro comercial, dejando un hueco para que salga la gente de hacer sus compras o para los trabajadores.

A menudo, yo me encuentro a un lado de esa valla gris, esperando.
Mientras sale la gente con los carros, analizas lo que se compra, si es para una semana o para un mes. Pero llega un momento en que las luces se apagan, y ya no sale gente de dentro.

¿Se habrán olvidado de mí?

Los señores de uniforme que la custodian, me miran de vez en cuando, y yo mientras, miro al fondo del pasillo, por donde tiene que salir, el hombre al que espero.

Miro el reloj, se me cierran los ojos, y al abrirlos, se vuelven a encender las luces para mí.
Lo ves venir, arrastrando las bolsas, como si la jornada hubiera sido cansada.

Es la hora de marcharse, la valla gris cortará el paso a los visitantes nocturnos.
Ya no queda nadie en las tiendas.

Sin mirar atrás me alejo de la valla que espero no volver a ver, aunque se que nunca será la última vez, porque siempre hay una próxima noche en la que esperar sin desesperar, en la que al final, sabes que el abrazo es más fuerte.

Hasta siempre valla gris, o hasta nunca.

No hay comentarios: