martes, 10 de mayo de 2011

En el rastro



Como y dije en mi entrada anterior, el otro dia Avelino y yo nos fuimos al rastro. Yo creo que Avelino se pensaba que aquello era otra cosa porque vino un poco desencantado de ver tanto chiringuito, donde se venden bragas a montones, y vestidos imposibles de ponerse.

Hace años el rastro estaba poblado sólo de personas de raza gitana que ponían sus tenderetes y vendían de lo que tenía, pero ahora ya se han apuntado a esto los inmigrantes, y los tienes vendiendo cds, colonias o lo que se tercie.

Yo era la primera vez que veía vender en el mercadillo sartenes, soperas y plantas, incluso había puestos donde te confeccionaban unas cortinas. Todo se moderniza, hasta esto.

Ahora además hay lavabos de los que teníamos en la expo y bares, bien llamados "aparcahombres" para que dejen comprar a las esposas tranquilamente. Pues no se puede llevar a una mujer a un sitio de estos y no dejarla mirar a gusto la mercancía, es como ir de rebajas y marcharte a los cinco minutos.

Nosotros nos compramos un refresco para hacer llevaderos los 30 grados que había a la sombra y una bolsa de patatas, pues ahora también hacen bocadillos, cosas a la brasa y te venden gominolas. Bueno compramos también unas prendas de lencería que la verdad deben estar equivocadas de talla porque no dejan mucho lugar a la imaginación.

La próxima vez me llevaré tapones para los oidos y una aspirina porque sales con dolor de cabeza de tanto bueno, bonito, barato, todo a un "euros", y frases de estas típicas de puestos ambulantes haber quien vende más.

La próxma mañana que se aburra Avelino le dejo sentado en su pc que es más descansado que ir al rastro.

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