Hay momentos en la vida en que descubres que ésta es una mentira más grande que una catedral, un tira y afloja en que un bando siempre quiere derrotar al otro con toda clase de artimañas, de falsedades, de heridas que a veces tardan mucho en cerrarse.
Hoy me hubiera gustado decirle a más de uno que la vida consiste en algo más que pelear, aunque si no peleas por lo que quieres jamás serás feliz, pero la vida no es una guerra donde cada uno saca su mejor armamento para acabar con el contrario.
Llega un momento en que uno se cansa de pelear, de luchar, de rodearse de malas noticias y necesita rodearse de aire limpio, de algunas nuevas amistades, de gente desconocida, y claro está de aquellos que todavía nos ayudan.
Un cambio de aires nunca viene mal, un viaje a una isla desierta sin cobertura para el móvil, sin internet, sin atascos, sin nadie que nos diga lo que debemos hacer, sólo con aquellos que queremos, que nos importan.
Hoy, os lo juro, me hubiera sacado billetes de tren, me hubiera ido a un hostal, pero lejos, hubiera metido en la maleta el ipod, y un buen libro, ropa cómoda y unas deportivas y con la sola compañía de mi Avelino me hubera ido a olvidarme de todo, porque así es como se puede seguir luchan en el día a día, reponiendo fuerzas, para que nadie nos gane la batalla.
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