sábado, 28 de agosto de 2010

La llamada de la naturaleza

Esta semana me levanté un día con la llamada del instinto maternal, que es una especie aviso de que tu cuerpo quiere crear un ser diminuto que crece, y llora y se hincha a comer y llora por las noches.

La verdad es que edad de ser madre ya tengo, pues estoy cerca de la treintena y el reloj biológico va marcando las horas día a día.

Pero después de tener la idea, empecé a pensar en lo que cuesta en euros mantener a un pedugo, lo que cuesta el carro, la cuna, los pañales, los potitos, la leche del biberón, la guardería, la silla para el coche, los baberos la trona para comer... en fin todo el equipamiento que necesita un bebé.

Luego pensé en lo que debe doler parir, que por otra parte debe ser maravilloso por lo que cuenta mi madre que parió sin epidural y dice que no se enteró de nada, pero yo no me lo creo, me da miedo el dolor.

Y ya por último me planteé que si sería una buena madre, y ya me dijo mi padre que eso se aprende con el tiempo que nadie nace sabiendo esas cosas.

Avelino me puso los pies en la tierra y me dijo que la situación monetaria no era muy halagüeña para tener ahora un niño, pero claro le gustaría tener por casa a un pequeño correteando y que de vez en cuando le llame papá.

Mis padres están deseando tener un nieto vamos o una nieta, o uno de cada, pero ya les he dicho que tendrán que esperar, que la llamada de la naturaleza este mes a pillado a los ovarios trabajando y ha sido una llamada fallida.

Mi hermano que está aprendiendo a hacer punto, ha cambiado los patucos por un gorro de lana que de momento nos va a ser más productivo.

Nos lo plantearemos más adelante de momento me conformo con mirarme la barriga de perfil que parece la de una embarazada y cuando voy en el autobús algunas veces me quieren ceder el asiento pensando que estoy en estado de buena esperanza pero ya les digo que no, que lo que estoy es gorda de comer.

2 comentarios:

Medranica dijo...

cada cosa tiene su tiempo y su momento,y cuando tenga que ser sera. Y qui estaremos para lo que sea. Pero es verdad que la cosa esta malita, el el dicho que donde comen dos comen tres, es para un día, no para siempre.

Ajovin dijo...

Los niños y niñas vienen con un pan debajo del brazo. Pero un pan enorme, inmenso. Dura al menos una semana ese pan.
Y cuando se acaba el pan, a joder a los abuelos, que para eso están.