miércoles, 19 de mayo de 2010

El rescate de la revista

Esta mañana mientras La Pili estaba haciendo la cama, vió como asomaba una bolisa de debajo de la mesilla, no parece muy grande pensó, al agacharse a cogerla exclamo, ¡pero si pase la escoba antesdeayer! si lo que asoma parece la punta de un iceberg.

Decidió terminar de hacer la cama y a continuación se fue a buscar la escoba, la mopa y el recogedor. Al abrir la puerta del escobero vio la caja de herramientas y pensó que podría rescatar la revista que se había engullido la mesilla.

Cogió los utensilios de limpieza, la cajita con las herramientas y fue de nuevo a la habitación con paso firme.

Sin pensárselo dos veces, puso la cajita sobre la cama, apoyo en la pared los utensilios de la limpieza, movió la mesilla 180 grados, abrió la cajita de herramientas, cogió los únicos alicates que había.

Un poco grandes, pensó, pero vamos a probar.

No había manera de coger la pequeña cabecita de los clavos que sujetaban el panel, ¡¡uffff!! suspiró La Pili mientras arrojaba los alicates dentro de la cajita.


Revisó el contenido, encontró un juego de destornilladores decantándose por los de punta plana, cogió el pequeñito intentó hacer palanca, pero parecía que la mesilla se defendía con destreza, porque Pili no conseguía soltar ninguno de los clavos, de echo en uno de esos intentos la punta del destornillador le hizo una pequeña herida junto a la uña del dedo pulgar.


Sin limpiarse la herida, cogió el otro destornillador clavándolo con firmeza en el panel junto a la cabecita, consiguió su objetivo de soltar lo suficiente el clavo del panel, para acto seguido coger de nuevo los alicates y quitarle el clavo al panel, una vez soltado el primero, los otros 3 que le quitó fueron coser y cantar, levantó un poco el panel con la mano sangrante, mientras introducía su otra mano por el hueco que había echo, cogió la revista de las entrañas de la mesilla, depositándola sobre la cama.


Acto seguido cogió el martillo, y fue golpeando la cabecita de cada clavo del lugar donde anteriormente los había soltado.

Volvió a girar la mesilla 180º, poniéndola de nuevo en su lugar, recogió todas las herramientas, finalmente se lavó las manos, se curó la herida, mientras sonriente tarareaba una de las canciones que en ese momento sonaba por la radio.

1 comentario:

Medranica dijo...

Pues muy apañada que es la chica, si es que los hombres nos hacéis falta ya muy poco......