miércoles, 8 de diciembre de 2010

El alien de mi santo


Mi santo hace ruidos, tiene un alien dentro de la barriga, que le suena cada dos por tres.
Es un ruido de estos que se producen cuando tienes hambre, vamos, un gruñido de tripas, pero es que a él le suena aunque acabe de comer.

Da igual que se haya almorzado un bocata de tres palmos repleto de embutidos, que un café con pastas, que un pollo asado con patatas, el caso es que el alien siempre llama a la puerta.

Nosotros decimos que cuando operaron a mi santo del estómago los cirujanos se dejaron algo dentro y que ahora se le están gastando las pilas, porque no es normal.

Anoche mismo, después de cenar con otras ocho personas y de ponerse las botas de jamón y de papas bravas, el señorito hizo un ruido que se oyó más que la algarabía que teníamos montada. Así que decidí sacarle de postre una tarta al whisky, pero tampoco le debió entusiasmar, porque seguía avisando de que había que comer.

Además es que Avelino está delgado, lo que quiere decir que el bicharraco de dentro se zampa todo lo que le sobra a mi santo y lo deja en los huesos.

Así nos va que luego vamos a comer a casa de mi madre y el trozo más grande de carne, el pastel más relleno y el cazo más lleno de sopa son para él, y como oigamos ruidicos extraños mi madre le saca de todo lo que haya por la nevera con tal de calmarlo.

Un caso sin arreglo. A este paso, habrá que llamar al de Cuarto milenio para que resuelva el misterio.

3 comentarios:

Medranica dijo...

Eso es que el trabajo y tu lo desgastas .

Medranica dijo...

Esque le haces trabajar mucho, y tiene que coger fuerzas

Ajovin dijo...

Lo malo de los aires mal entendidos es que a veces son muchos y potentes y consiguen hacer flotar al que pone la tripa para hogar del "alien".