miércoles, 27 de octubre de 2010

Desayunos de hotel


El desayuno es una de las cosas que más me gustan de los hoteles.
Como ya sabeis, este fin de semana he estado en un hotel en Huesca, y me puse las botas de desayunar:
Dos vasos de zumo, un trozo de puding con pasas, un queso fresco con miel, unos cereales, y tres tostadas de pan untadas en tomate natural. La fruta y los yogures los dejé porque ya los tomo en casa, y el café con leche es para Avelino que es más cafetero que yo.

Este es un desayuno normal si lo comparamos con los del los hoteles de playa en verano, que son desproporcionados, pues incluyen platos calientes (huevo revuelto o frito, beicon, patatas, emapanadillas...) y ponen también embutidos con diversos panes eso, además de la repostería la fruta y el café, y como lo quieres probar todo pues sales del restaurante lleno como si hubieras comido para una semana por lo menos.

Yo puedo decir que hay hoteles donde te ponen para desayunar lentejas, sopa de cocido e incluso salmón ahumado y champán, os lo juro que lo he visto yo con mis dos ojos.
Eso ya es demasiado para empezar la mañana.

Luego ocurren anécdotas como en todo.

Yo recuerdo una vez que vi en un hotel de París huevos duros y al lado un bowl con una cosa blanca espesa y me entusiasmé pensado que sería mayonesa, cubrí el huevo con la cosa blanca dispuesta a comerme una bomba hipercalórica.

Pero cual fue mi sorpresa cuando resultó que la cosa blanca no era mayonesa sino yogur casero que en aquel momento no me apetecía nada de nada.

Claro, luego llegas a casa y desayunas un vaso de leche con dos galletas marías y ya la cosa no es lo mismo.

1 comentario:

Medranica dijo...

es mejor desayunar mucho y cenar poco, cosa que solemos hacer al reves mala contumbre.