
Hoy se acaba por fin éste 2011 tan fatídico. Jopetas si se me ha hecho largo.
Un espacio para compartir pequeños pedazos de esta vida real en la que vivimos.
La ciudad ha logrado el galardón de la Semana de la Movilidad Sostenible 2011 imponiéndose a otros 18 municipios
El tranvía de Zaragoza logró el pasado día 22 de septiembre dicho premio tras seis meses en funcionamiento.
El jurado ha premiado a Zaragoza por las tres medidas permanentes presentadas a concurso:
Destacando además, los méritos de Zaragoza en su esfuerzo por ofrecer alternativas sostenibles en el ámbito de la movilidad y “el trabajo que, desde hace años, se lleva realizando en Zaragoza para mejorar su perfil urbano.
Este galardón coincide con la llegada de los 4 millones de viajeros al tranvía, algo fácil de entender si nos damos cuenta de que hay barrios de la ciudad como Valdespartera o Rosales, que se han quedado con el tranvía como único medio de transporte, para llegar a otros puntos de la ciudad, ya que hay líneas de bus urbano que han sido suprimidas o recortadas.
Es de suponer que durante las próximas fiestas del Pilar el tranvía aumente considerablemente la cifra de viajeros ya que tanto el recinto ferial, como el circo y las casetas de casas regionales se instalan en Valdespartera, y el tranvía funcionará las 24 horas del día.
Para ir al Guggenhein, cogimos el tranvía en el teatro de Arriaga, al bajar en nuestro destino, al lado izquierdo quedaba la Universidad de Deusto, y un gran edificio financiero de Iberdrola, conocido como el rascacielos de Bilbao.
A nuestra derecha, además del museo, veíamos un parque con juegos para los más pequeños.
Llegamos hasta un punto donde indica que la entrada para grupos es por la izquierda, la entrada individual por la derecha. Subimos las escaleras que llevan a la entrada individual, donde Puppy lo vas viendo más grande, conforme vas subiendo las escaleras. Vamos despacio, porque había llovido y las escaleras mojadas dan respeto.
Sacamos unas fotos de la entrada, de Puppy, y de unos árboles que tenían plantados en unos maceteros, cerca de las escaleras de acceso a la entrada al museo. La verdad que cuando me fui, me quedó un sabor agridulce. No me gustaba la entrada y fachada del museo. Sin embargo Puppy me parecía lo mejor del lugar.
Por la tarde mientras Pili hablaba con sus padres, le preguntaron que si no habíamos visto la araña, ¿qué araña?, si solo vimos a Puppy, resulta que nos habíamos dejado de ver la parte de detrás. Pues habrá que volver a verlo.
Así que el jueves por la mañana, después de dejar las maletas en el hotel, para pasar a buscarlas después de comer, volvimos a coger el tranvía, de vuelta al Guggenhein.
Fuimos por la entrada de grupos, ya que el día anterior fuimos a la entrada individual.
Y no solo vimos a Mamá, la gran araña que pasea junto a la ría, había varias esculturas más, los tulipanes, el gran árbol y el ojo, arcos rojos. También hay otras esculturas que no vimos, pero forman parte de la colección del Museo, fuente de fuego, díodos luminosos, y escultura de niebla.
Aquella imagen de las esculturas, el paseo y la ría, hacen un conjunto muy atractivo.